martes, 27 de febrero de 2018

Atwood, El cuento de la criada




Rara vez veo antes la película y después me leo el libro, pero en esta caso me pareció necesario. Quería ver si la literatura me aportaba detalles que en la serie, que me impresionó por su dureza, me faltaban. Y ha sido un error.
Ha sido un error, porque las notables diferencias entre una y otra forma artística de crear, la serie y la novela, en este caso, cómo no, me han hecho disfrutar mucho menos de la lectura.
Por supuesto que la narrativa aporta muchas, muchas cosas que en la serie no están. Los personajes son menos hollywoodienses, es decir, físicamente mucho menos atractivos, hay cosas que en la serie no me quedaban claras y en la novela sí, y he descubierto que Defred no es otra cosa que "de Fred", siendo Fred el amo y señor de la criada (me preguntaba a qué venían esos nombres y no lo pillaba, será que mi cerebro es más obtuso últimamente). Pero me faltan esos múltiples detalles visuales que en la serie crean una angustia que la novela no me genera.
El estilo narrativo de Atwood, candidata al premio Nobel, es magistral. Pero mis condicionantes me han impedido disfrutar de ello. Tengo que leer otra cosa.

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