sábado, 27 de enero de 2018

Kirk, El método 15/33



"No tenía la más remota idea de lo que me esperaba" (Kirk 2016: 20)

Y no hay nada mejor para describir esta novela. Porque empieza a leer, empieza, que por mucho que pienses que sí, no sabes lo que te espera.

Contrariamente a lo que he leído en otros comentarios no es el personaje principal lo que más me llama la atención. Adolescentes con cierto grado de autismo, pero una inteligencia superior y que despiertan tus simpatías y te conducen hacia la sonrisa cómplice ya me son conocidos como muy tarde desde la serie Atypical. La chica protagonista de esta novela no está obsesionada con los pingüinos ni tiene manías destacables, excepto su afán por el control, tanto de su vida como de sus sentimientos. Sí, es un personaje singular. Sí, resulta extraña su narración en primera persona. Un tanto increíble a veces, un poquito frívola, un poco superficial también. Distinto, sí, porque yo no soy autista (o eso creo),  ni poseo esa clase de inteligencia (de esto estoy segura) y lo que leo me resulta ajeno.

Lo que de verdad convierte a esta novela en un pageturner incapaz de ser olvidado es la increíble capacidad de la autora por transformar una trama que parece una cosa en otra muy distinta. Cuando piensas que ya tienes dominada la novela, cuando crees poder anticipar las posibilidades que ofrece el argumento, pues son muchas las novelas policíacas que has leído ya, de repente algo ocurre que lo cambia absolutamente todo y hace que saltes de tu sillón y todos tus sentidos se encuentren alerta. Y cuando comienzas a tranquilizarte y crees que ya sabes hacia dónde se encamina el nuevo sendero iniciado hay otro salto. El poeta Gottfried Von Strassburg llamó a Wolfram von Eschenbach "Una liebre en la pradera de las palabras", por su forma de saltar de una palabra a otra sin que exista aparente conexión entre ellas. Kirk es una liebre en la pradera de los argumentos, pero al final de cada salto nos espera una jugosa zanahoria.
E incluso aprendes cosas:

"Los problemas existen. Y existen las soluciones" (Kirk 2016: 349)

Genial. Me lo aplico. O lo intento. Gracias.


jueves, 25 de enero de 2018

Slaughter: La buena hija













Ropa. Pósteres. Diarios. Animales de peluche. Deberes escolares. Libros. Dos pececillos. Dientes de leche perdidos. Ahorros de cumpleaños. Barras de labios robadas. Cigarrillos escondidos. Fotos de boda. Fotos de bebés. Una cazadora de cuero de chico. Una carta de amor del mismo chico. Cintas grabadas. Cd, un ordenador, un televisor, una casa."



Karin Slaughter, La buena hija (2017: 15)





Magistral resumen de todo lo valioso que se le pierde a una adolescente en el incendio de su casa. Porque son las cosas pequeñas las que en realidad conforman una vida: He tardado en leer esta novela porque enganchada como estoy a la serie de Will Trent de la misma autora, no me apetecía comenzar una nueva. Pero Karin Slaughter nunca defrauda. Y así llevo varios días sin dormir por acostarme a las tantas para acabarme el libro. Aunque los crímenes que imagina son, con frecuencia, una salvajada, me encanta que se detenga de forma minuciosa en describir cómo se sienten las mujeres cuando son víctimas de la más variada violencia. A diferencia de uno que me dejé de leer la semana pasada, las chicas agredidas no son un trozo de carne con partes sexuales apetecibles, son personas de psicología compleja, cuyos cuerpos no dejan de pertenecerles porque otros decidan hacer uso de él. 




Una nueva serie a la que engancharse "pues...